lunes, 9 de junio de 2014

DIMITRIS LYACOS:POENA DAMNI (Fragmentos).



Dimitris Lyacos
















Z213: SALIDA



Unas pocas horas todavía, estación, vacía, calle de polvo hacia el centro de la ciudad, fango, fango, afuera mantas, ruinosas casas de chapa, un poco más atrás el pilar torcido, ningún coche, basura, dos chicos que incendian un montón,otras dos tres luces al horizonte, casas, más agrio el olor, el asfalto a pedazos, casas a bloques de cemento, poca gente,puertas entreabiertas, penumbra, el colchón como si fuera mojado,aquella leche, el vuelco en el estómago y mareo, cuando me desperté,me levanté para conseguir antes que anocheciera, un poco al azar yde lo que me acordaba, pregunté, desde el otro lado, detrás del puente, el fragor del agua, los árboles que ennegrecían pero aún veía, estaba en frente de mí casi en cuanto entré.Qué haces por aquí, me siento a tu lado un poco, si también entonces hubieras podido, si alguien se hubiera acurrucado, si te hubiera escuchado como aún eras escuchado, tus ojos que brillaban los ojos que se ofuscaban, el dolor que obcecaba, con quién más te llevaron aquí, la campana, silencio mientras te llevaban abajo, canción ahogada y pausa, el fragor del agua. Tengo frio, me voy entre los otros nombres, fotografías que te miran sin poder, el sol que ahora desvanece otra vez. En la calle hacia atrás, en la llanuraun débil, como último suspiro, y un brillo, el río que se aleja, la ciudad muda como antes, con un poco de vino en una mesa en el rincón, la biblia que se apaga, en ella las palabras de un extranjero, en todo esto escribo donde encuentro una zona muerta.




 CON LOS HOMBRES DESDE EL PUENTE


[…..]

Luego oía pasos otra vez y
también como si alguien masticara. Cada día
lo mismo. Este dolor es como el reloj que se oye
cada vez que lo miras. Rómpelo y tíralo.
El sol opaco. Más cerca de un ojo que del otro.
Los oyes desde arriba. Se fueron otra vez. Silencio.
Luego otra vez lluvia, no consigue secarse
la manta. Luego salí porque tenía hambre y fui a buscar algo que comer.
Cuando volví habían vuelto a poner los ladrillos y habían cerrado otra vez.

Se para, contiúa

golpea más fuerte y quita los ladrillos. Cuando entres
ponlos otra vez en su lugar. Pon también
la manta encima. Deja un agujero
para que entre un poco de sol.
Me senté a tu lado
sabía que estabas allí. Pasó una hora.
Como si te viera. La boca entreabierta
los ojos como entonces, al final

Pasó una hora.

Salí otra vez y llevé un poco de agua. Un trago. Me hace bien
al estómago, me conforta
y puedo acostarme un poco.
En el sueño otra vez, tu voz muy fuerte. No podía. Me levanté
y golpeaba desde arriba la cobertura hasta que se rompiera.
La quité. La arrastré y la puse en posición supina.
La levanté. Cayó de nuevo. Otra vez. Pasó una hora.
Al final la llevé afuera. La dejé en el suelo
y fui a buscar la manta por si acaso la había arrastrada
el viento. Volví y me acosté a su lado. Estaba cansado.
Bastante luz. Un largo gusano blanco. Un dedo
que cavaba solo.
Deja algo para mi. Al final algo quedará.
Un diente de su boca,
algo para mi
un diente
                                



                                                roto.

[…]


                                    


LA PRIMERA MUERTE


III

Muertas mandíbulas que apretan torrentes
dientes quebrados donde desenterró sus raíces
el frémito de la víctima antes de someterse al gancho,
alrededor las impresiones del frenesí y la desolación
en el medio de los viejos ramos del hecatombe
se abren como red hacia un anémico cielo
que como un temblante beso pende de tus labios;
armadas de muertos que susurran incesantemente
en un infinito cementerio, dentro de ti
y tú más no puedes hablar, ahogas
y el dolor a ti habitual va a tientas
buscando salidas en el cuerpo impenetrable
ahora más no puedes andar –
te arrastras allí donde la tiniebla está más
tupida más tierna, osamenta
de un animal destripado
un pequeño montón de huesos que saben de guarida tú abrazas
y te duermes.

(Traducción, Alessandro Lo Coco)  





Dimitris Lyacos (Atenas, Grecia, 1966) Ha publicado la trilogía Poena Damni, que ha sido traducida a varias lenguas.